Después de haber registrado la vivienda de Capuano, Lojacono y sus colegas encuentran la pista a seguir para dar con el asesino.

Romano y Aragona van a hablar con Castrovetere en la cárcel para saber si tiene que ver con los asesinatos de Ramaglia y Capuano. Pisaniello se encuentra en una estación del metro cuando descubre que justo allí una mujer acaba de arrojarse bajo el tren.

Ottavia ya no puede soportar el peso de una situación familiar complicada. Lojacono y la doctora Piras van donde las hermanas Filangeri y les muestran la foto de Capuano.

Las hermanas Filangeri afirman no haber visto nunca a Cosimo Capuano, a pesar de que la policía está convencida de que traficaba con Vincenzo Ramaglia, su chofer. Efectivamente, Ottavia descubre que Cosimo Capuano trabajó durante un breve período en un club donde tres jóvenes murieron a causa de heroína mal cortada.

Algunos policías regresan a la cárcel para hablar con Castrovetere que les da información importante. Posteriormente regresan a casa de los Filangeri donde aún se está desarrollando la partida de Burraco.

Las intuiciones de Lojacono resultan acertadas. Clelia cuenta a la Policía la triste y desconcertante historia de su hija y de su nieta.

Las impactantes revelaciones de Clelia parecen cerrar el caso, pero Lojacono no está del todo convencido y junto con la fiscal Laura Piras continúa investigando.

Lojacono le hace algunas preguntas al vagabundo que presenció el asesinato del portero. Gracias a su información, Lojacono descubre que el Audi verde pertenece a una de las amigas de Clelia.

Pisanelli pide ayuda al farmacéutico para encontrar la manera de identificar a la próxima víctima y anticiparse al asesino. Romano ha comprado dos pizzas pero Giorgia aún no ha regresado y tiene el teléfono apagado. A su regreso, Romano adopta su típica actitud violenta hacia su esposa. En comisaría, Ottavia tiene ganas de celebrar con una buena bandeja de dulces.

Giacinta, la señora Carmignano y la señora Lancellotti cuentan su versión de los hechos a todo el equipo de la comisaría de Pizzofalcone.

Después de un largo día de trabajo, Francesco regresa a casa pero Giorgia no está. Palma se ha quedado en la comisaría a cenar y a mirar anuncios de casas en alquiler en el periódico. Lojacono y la doctora Piras están charlando en el coche.

El encuentro entre la doctora Piras y Lojacono es interrumpido por Marinella que está esperando a su padre en el vestíbulo del edificio.

Ha pasado más de un año desde la última vez que Lojacono vio a su hija. Marinella le cuenta a su padre que ha sido suspendida del colegio y que ya no está interesada en los estudios. Mientras tanto, un joven encuentra el cadáver de una mujer en el sótano de un edificio de apartamentos.

Lojacono va a hablar con los señores Scognamiglio, la familia para la cual Teresa trabajaba como camarera desde hacía seis años.

Las celebraciones del cumpleaños de Mariolina están en marcha, pero el pastel que Angela debe traer parece estar retrasado, así que va a ver qué sucede.